lunes, 9 de mayo de 2022

Nunca victima siempre puto - Drago

 

Nos dio hambre y nuestro amigo trans-cordillero Drago (prostituto icónico, estandarte transexual, investigador, churro, entre otras) nos sirvió una bandeja llena de satisfacción. Un manifiesto canapé, delicioso y picante, para lavar la boca de la ranciedad victimista y abrir la garganta a otros sabores. Un texto para Acá arriba, una acuarela del autor; acá abajo, fijate.

Nunca victima siempre puto - Drago

La importancia al pene, al tamaño, aterra a muchos y esta secuela del covid se anuncia como una de las peores catástrofes. Si bien lamento todo esto que sucede con respecto al covid y sus enigmas del presente, en esta ocasión quiero referirme al pene y la catástrofe del tamaño, al trabajo sexual trans masculinx y “activismos” tragicos.

Como hombre trans, algo sobrevuela mi cuerpo: penes flotan rodeando mis piernas, mi cabeza; ¿tiene pene? ¿de qué tamaño? ¿de qué color? ¿tiene pene? Los ojos de las personas en mi bulto son esos penes flotando. No lo juzgo, qué rica es la vitrina de bultos. Lo digo como un trigger warning cuando alguien te contrata, ¡advertencia! cuerpo leído como masculino sin pene… Y es cuando aparece ese cliente, él que busca la salchicha de cocktail y ¡cómo no! También mostaza… Ese cliente que esta desesperado por cojer un hombre trans y chuparlo enterito…



Ese que ya sabe y vio tanto porno FTM en pornhub que tiene una captura de pantalla de Luke. Es tal su expectativa que luego de sentarme sobre su cara y penetrar su boca con mi salchicha coktail este eyacula. Es así que llegamos a un punto de la divinidad sagrada de tener este, no cocktail, más bien un Banquete. 
Lxs hombres trans tenemos todos los gustos: ese culito griego con el sentir sodomita, la vulva diosa Venus en ofrenda de la creatividad, que es tan inteligente y autónoma, como fuerte. Todos esos músculos como una serpiente apretando a su víctima. Pechos cortados, tetas peludas y el pene de cocktail, la masculinidad venenosa. Sin dejar atrás toda la era plástica, donde podemos tener el dildo que se nos pase por la cabeza. Tan exóticos como adictivos, no hay quien nos pruebe que no quiera más. Pero eso no es sólo una exclusividad nuestra; es el sexo, ese lugar de los pocos que quedan en nuestros rituales donde escuchamos los tambores del pecho.

Cuando la invasión colona sube en mi cabeza y siento lo que llaman “disforia” por mi pene  (lo que algunos penecentristas creen que es mi ausencia de pene),la peleo. Me acecho, a mis pensamientos, mi cuerpo, mis sensaciones. Rindo adoración a mi banquete y me penetro mucho. Entre más anhelaba un pene, más pasaba el pene de algún cuerpo sobre mi vulva.  Me meti todo lo que imagino, rozo la punta con la mía… En cierta forma, disfrutar lo que tengo me desconecto del anhelo construido por imágenes sexuales impuestas desde pequeñxs por todas las instituciones y marketing (nuestra gran maestra).

No tengas temor de trabajar con tu deseo con tu capital erótico. Hay muchos hambrientos de este banquete, estan atentos, ¡a por ti! No olvides que hay tantos clientes como putxs. No dejar que la norma nos acorrale ni encierre.


Urge para el trabajo sexual, que quienes lo ejerzan hagan rebeldía de la victimización. Más en los territorios donde se está con la campaña de la “empleabilidad trans”. Todas las personas con feminismos prohibicionistas en sus pechos, saldrán a hacer sus historias en redes sociales, de por qué es importante aprobar esta ley.  Digo prohibicionistas porque, también urge dejar de usar la expresión “feministas abolicionistas” para referirnos a las prohibicionistas, eso es lo que son, controladorxs y prohibicionistas. El  uso de la expresión “abolición” no hay que permitirlo, que estas feministas anulen asi  la importancia de la lucha por la abolición de la esclavitud y de las cárceles.






Las estrategias para la discusión no se consiguen  a través de la victimización. Vincular las leyes de la empleabilidad, para que dejen de pegar y asesinar a las compañeras trans ¡Este discurso esconde prohibición!. Juntar esas dos problemáticas en un discurso, es al antojo moralista de quienes creen que el trabajo sexual es nuestra ultima opción. Ademas de develar que tú crees que el trabajo sexual es lo ultimo en el eslabón de la competencia mercantil a la sobreviviencia. Y por sobre todo no le aporta nada a la discusión de la empleabilidad y mucho menos a la del trabajo sexual, quien tiene sus propias estrategias.


Hace un tiempo atrás, un colega trans masculino se mató. En algunos discursos y consignas decian  que él hacia trabajo sexual, con performatividad leída como femenina o mujer para los clientes, y señalaban una relación a esto con su muerte.
 De seguro el era más que un trabajador sexual, me refiero a que no era lo único que lo definía, no me refiero a ese “más” de la meritocracia moral del “más que algo o alguien” De seguro también le dolían tantas otras cosas, como son la destrucción de su entorno. Sin embargo este “activismo” victimista, contador de muertxs, además de todo un lamento personal proyectado en el colega caído, no contempla ninguna propuesta a ser fuertes y defender nuestro deseo. Este tipo de “activismo” del sacrificio del -no doy más pero le doy por esta lucha, esta causa-   eso es un delirio mesiánico, cristiano del mecías en la cruz, muriendo por todos nosotros, por las nuevas generaciones… 
Considero que se aprende como el corona virus con contagio, tal vez aprender de este momento de mierda para ser un hongo arriba de él y disfrutar de la carencia. Por que considero que ese activismo que se edifica desde esos lugares cómodos de la victimización no es más que una pronta torre caída.

Tal vez al principio si comienzas a trabajar de “chico” luego de años de trabajar como “chica” no tengas tantos clientes y no ganes mucho. Pero es un comienzo, todos los comienzos cuestan y contrastas todo lo otro que ganabas para medir tu capital ahora sólo te saboteas porque haces personal algo sistemático, estructural. El patriarcado inserta a puño y sangre cuales son los cuerpos deseables, esto hace que las cosas sean así,  pero realmente hay tantos clientes como putxs.¿Acaso la trabajadora sexual gorda, no salió del lugar cómodo de víctima, de pensar que no la contratarían por no tener el cuerpo que se comercializa como el correcto? ¿O las trans femeninas y/o travestis que llevan tanto tiempo haciendo esta ruptura, que hasta vinculan sus existencias a este rubro? ¿Acaso crees que los clientes que van a buscar a Vespucio a las chicas van a buscar una mujer cis hegemónica? No, no es lo único que se vende. El deseo está en una situación donde simboliza tan poco, que es como una tienda a “todo 500'' donde hay tantas cosas que no pensabas que necesitabas hasta que las viste.
Fuerza, valentia, sin recetas. Lo que me sirve a mi capaz a ti igual. Disfrutar de no ser un cuerpo conocido. ¡Nunca victima siempre puto!

domingo, 1 de agosto de 2021

¿Dónde están mis chasers?

 



¿A quienes nos referimos cuando hablamos de chasers? 
Nos acercaremos a una definición, mediante la cual no pretendemos construir un sentido cerrado: podríamos decir que cuando hablamos de chasers nos referimos a personas que buscan o pretenden "cazar" a quienes habitan un cuerpo-identidad no contemplada dentro de las normas imperantes del deseo, es decir, que expresan una pulsión que no responde a un gusto mainstream. 
Forma parte de la historia del término “chaser” una mirada patologizante, por parte del sistema médico y en consecuencia, una construcción de la imagen social del sujeto. Podríamos decir que esta patologización colabora a que esas personas estén enclosetadas en ese deseo, lo vivan como un morbo, impactando al momento de vincularse con personas trans.

“Chaser” también tiene historia con las comunidades y personas “bug chasing”, cazadores del “bicho” VIH, que hasta el día de hoy siguen erizando los pelos de más de une queer liberade. Los bug chaser tienen gift givers, los feeders feedee, pero no existe término para la persona trans que guste de albergar los deseos de une chaser.
No suele interpetarse como chaser a la persona que únicamente se vincula con mujeres/hombres cis delgades, ni su deseo es entendido como una “fetichización deshumanizante”, por el contrario, ese es un gusto predeterminado, normativo.

Nos resulta usual, en nuestras comunidades de pertenencia, ver que cuando una persona cis se acerca a personas trans, con intenciones de levante, la etiqueta “chaser” aparece rápidamente, atribuyendo un sentido peyorativo a esta expresión de deseo, aún si esta persona no expresa estar buscando única y explícitamente personas trans. Tambien observamos que este sentido despectivo  se le atribuye, en su mayoria a tipos cis y nos preguntamos cuánta  misandria,  homofobia en ocasiones y vigilancia corporal obra detrás de esto. Invertidamente, cuánta presunción de inocencia innata cargamos en aquellas mujeres cis cuyos avances, consumos y usos jamás serían encuadrados dentro de lo “chaser”. 

¿Por qué, generalmente, desde nuestras comunidades trans percibimos como “chaser”, con un sentido despectivo, que una persona cis busque especificamente personas trans, definiendo esta accion como un “fetiche deshumanizante”? Y ¿por qué, por el contrario, no es percibido de igual manera que personas trans busquen o se vinculen únicamente con personas trans? 

Si hacemos un recuento de las experiencias que tuvimos con chasers, personas que enuncian explícitamente la búsqueda de personas transmasculinas en nuestro caso,  fueron en su gran mayoría experiencias beneficiosas o al menos no perjudiciales. No fueron así las experiencias con personas que querían “probar” con un tipo trans y no estaban seguros  de su deseo, eso definitivamente nos hizo sentir incómodos, extraños e inferiores, inseguros a merced de expectativas ajenas.
A nuestro modo de verlo, reconocerse como chaser no puede ser razón suficiente para sentenciar un acercamiento subalternizante, o explotativo de nuestra “otredad”; sólo la acción concreta de tratarnos como objetos exóticos puede hablar.
Entonces, ¿siempre es un fetiche deshumanizante que gusten de nosotros/es/as?
Creemos que en parte, sostener esta idea es arrojar un estigma sobre las personas que nos desean o reproducir una mirada moralizante sobre el deseo hacia nuestras corporalidades,  incluso nos coarta a nosotros/es/as mismos/es/as de habitar otras experiencias de sentirnos deseados /es/as y del ejercicio de distintas dinámicas sexuales. 
Rechazamos que sean leídos como lugares en donde es imposible experimentar placer, mediante una experiencia vital concreta, como también rechazamos los intentos de obliterar el conflicto que implica  la experiencia de vivir.

¿Por el contrario, es siempre garantía de bienestar o comodidad estar con personas trans?¿no es acaso una postura victimista creer que las personas trans somos unicamente un deposito de lo que las personas cis nos proponen? 
También nos preguntamos en relación a quienes son “objetos” de deseo ¿Quienes enuncian ser personas fetichizadas? ¿Qué características reúnen? ¿Existen personas trans más deseadas que otras? 

No todas las personas trans compartimos calcadamente las mismas experiencias y no todos/es/as tenemos una mirada común de las cosas, con algunas personas sólo compartimos el adjetivo trans.
Acceder a información de personas trans que “destransicionan” por la hostilidad de sus contextos o porque les es imposible realizarse como quieran sexual/románticamente, nos hace pensar en los contrastes que hay entre estas experiencias y la de las personas que denuncian ser fetichizadas. Consideramos que es muy importante no perder de vista que estas posiciones, al estar asentadas en cómo pensamos y sentimos, derivan de los lugares que socialmente se nos imponen que ocupemos. Sin traspasarlo a culpa, debemos poder hablar de cómo el deseo también es algo moldeado colectivamente y sus directrices corporales son impresas en la valoración del atractivo de cada persona. Mientras que haya quienes prefieran catalogar a todo levante como “intenso” y a otros/es/as se les vaya la vida, literalmente, queriendo sentirse deseados/es/as. Reivindicamos esas búsquedas específicas hacia nosotros/es/as como una revancha.

La historia del fetichismo y de los objetos fetiches está compuesta, entre otras cosas, por la colonización cristiana y la subsiguiente creación de esos mismos conceptos, por el innegable hechizo que ciertas imágenes evocan. Más allá, también, de su antigua catalogación como “impulso perverso”, fetiche/fetichismo pasó por un proceso que decantó en una manera de generar tejidos afectivos y un campo fértil para la exploración sexual y psíquica.

¿El acto de fetichizar a una persona nos ubica de forma inherente en un rol asimétrico de poder, con una intención deshumanizante destructiva o creemos que fetichizar puede ser, en ocasiones, un juego delimitado y pretendido por las personas implicadas?
¿Qué cuestiones hacen deshumanizante que una persona exprese un deseo sexual específico hacia nuestras identidades/corporalidades? ¿Qué pasa cuando esta mirada no es impulsada desde un lugar de deseo y es desde la romantización de nuestras experiencias?  

Creemos que el acto de fetichizar sexualmente a una persona no tiene las mismas implicaciones o consecuencias cuando sucede en una plataforma de citas con las especificaciones que tiene Grinder, donde hay un consumo casi exclusivamente sexual, al consumo o deseo en el que podemos vernos envueltos dentro de nuestras comunidades de pertenencia, en situaciones donde no hay una propuesta sexual inscripta de antemano.  

La designación de “chaser”  es rara vez utilizada como manera de nombrar al conjunto de personas que, en una idealización homogeneizante de nuestras experiencias de vida, buscan vincularse con personas trans en torno a un beneficio personal. 
Creemos que “fetichización deshumanizante” es la que conllevan algunas prácticas que no son leídas en esa clave y de hecho obran en la exotización de los/las/les individuos/as/es trans. Por ejemplo, quienes en su producción, se obsesionan con retratar la vida de personas trans, persiguiendo un rédito social o artístico, económico, sin miramientos ante los prejuicios o daños que ejercen desde ese accionar: la romantización de nuestras experiencias fundando estereotipos o narrativas oficiales en torno a la “transición”, la hiper visibilización o exposición desmesurada, exotizando nuestras corporalidades o modos de existencia, la estigmatización de nuestras sexualidades o lo que es peor sentidos negativos y perjudiciales sobre ciertas experiencias especificas como podrian ser operaciones o terapias de hormonización , etc. 
Un ejemplo son las personas trans que han sido contratadas como “materia prima” para producciones cinematográficas, artísticas, académicas o en espacios LGBT “inclusivos” y han sido tremendamente explotadas para generar un capital social y económico que no les ha favorecido. Ha sucedido todo lo contrario: fueron utilizados/es/as, saliendo perjudicados/es/a personalmente, económicamente o sintiéndose humillados/es/a, colaborando muchas veces, inconscientemente, a la construcción de sentidos que no son beneficiosos para sus existencias, en un sentido comunitario. Incluso habiendo sido romantizada la experiencia de vida previamente, mucho cuidado con ser demasiado masculino en la expresión de género, porque la misandria está presente y puede valer un escrache o la exclusión de espacios. Sin mencionar la cantidad de trabajo académico, o de producción teórica no reconocido (ni remunerado),  por las instituciones o  por compañeres que luego lo utilizan o apropian directamente. 
Creemos que justamente eso es fetichizar u objetivar de forma deshumanizante, sucede sobre todo fuera del marco de una plataforma de levante o yire, tetera virtual, donde uno es consciente y accede a un tipo de contacto sexualizado con el otro. La fetichización es deshumanizante cuando en la interacción no hay escucha, hay destrato, infantilización o  romantización de nuestras experiencias. 
En lo anteriormente expresado, no estamos diciendo que uno/a/e no esté expuesto/a/e a recibir comentarios transfobicos o cisexistas en estas plataformas, o incluso a habitar situaciones presenciales de violencia no deseada, como sucede en la vida misma, nos referimos a la experiencia de vincularnos con personas que sí nos expresan su deseo. Consideramos que a veces, en los espacios de yire o levante hay un deseo genuino. En algunas situaciones se ponen en conflicto diferentes intereses y puede no haber consenso. Por ejemplo, una persona en el lugar de “cazado”  puede estar buscando un vínculo más allá de lo sexual y la otra persona, el cazador, estar enfocada en un consumo exclusivamente sexual. Esto puede ser percibido como un acto de fetichización deshumanizante. O una persona que puede ser percibida como “chaser” puede tener una actitud dominante con la persona “cazada” y esta puede no sentirse cómoda o convocada por que también busca ejercer roles dominantes. Consideramos que lo que puede estar sucediendo es un desencuentro de intereses y creemos que no es a priori algo malo. Planteamos estas reflexiones desde una perspectiva exclusivamente transmasculina y entendemos que hay otras cuestiones a tener en cuenta con otras identidades.
Es cierto que nos vemos envueltos en situaciones que pueden dañarnos o doler, pero tambien es el riesgo que implica la experiencia y vincularse sexual y afectivamente con otras personas, no solamente con personas cis, tambien con personas trans.

¿Quién dijo que no podemos estar a la caza de nuestros/es/a cazadores?
La fetichización de nuestros cuerpos puede ser capitalizada a nuestro favor, bajo nuestro consentimiento, con acuerdos que se adapten o difieran en los distintos contextos. Entendemos a la política prosexo como un hacer con guías flexibles, en su horizonte siempre prevalece la pregunta en torno al deseo y el desarmado individual o colectivo de aquello que lo obstaculice. Rechazamos aquello que busque reprimir, fundar sentidos moralistas en torno a las expresiones y demostraciones de deseo hacia nuestras identidades.


TXXX
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martes, 11 de mayo de 2021

PORNORECOMENDACIONES VOL III - EDICION DELIOCI-OSOS

 


Qué sería del mundo sin los osos? No queremos saberlo. Les traemos en esta peli amateur a dos tipos gordos, peludos y gozones. Franeleo a toda costa. Todo lo que la comunidad de osos nos ha brindado a lo largo de su existencia y que tanto nos gusta ver.
Después de no desprender la boca de los genitales de su daddy bear por 13 minutos, el osito trans finalmente puede emitir palabras… Se ponen verbales y nos prenden fuego la pantalla mientras papi se empeña en explorar con los dedos la cuevita del oso… Algunas notas de spank, y final felíz. No se los pierdan, están deli-ci(osos) ;), para comerselos con la cara. https://es.pornhub.com/view_video.php?viewkey=ph5ddc848485a14



Macho macho men, i want to be a macho men.

Sexy-transmen-fucker. Versátil Dominante y muy hablador. Firme y fórnido. Un tipo trans disfruta dandole ordenes a su gusto a un* sex toy que lo da trolo.

Festejamos al 1000% esta producción de porno transmagnífico y completamente excitante. Si no saben inglés igual lo persuasivo de las voces te va ayudar a subir la temperatura.

100% real, ningún movimiento no deseado y todo el placer a la vista y al oido a todo momento. 

La peli acaba en un final de dúo de solos (cada cual haciendose la paja al lado del otr*) y mantiene una calentura volcánica y la complicidad del franeleo entre los cuerpos hasta el último orgasmo. Excelente despliegue del abanico de posibilidades que la versatilidad nos regala. Disfruten.


https://es.pornhub.com/view_video.php?viewkey=ph5694a83645d9f


Y para seguir con la linea de osos verbales: les dejamos esta peli, cortita pero con un sexo imperdibe entre un baby-oso-trans y  un Daddy que se la da con muchas ganas, llevandolo al orgasmo en un entrar y salir de pija con mucho "yes, daddy" de por medio. Climax muy arriba con un pasivote trans abajo. https://es.pornhub.com/view_video.php?viewkey=ph6031e094a950e +Plus: Si les gusta el creampie les dejamos este regalito-recomendación extra:

https://es.pornhub.com/view_video.php?viewkey=ph5ee58e369606a

domingo, 18 de abril de 2021

PORNORECOMENDACIONES VOL II




Pussy Boy Axel Abysse Trades Fists with FTM Porn Boy Cyd St. Vincent

Amantes de las buenas previas… preparen la toalla que se van a mojar.
Axel Abysse (queer cis, director de porno en categoria fist) cojiendo con Cid St. Vincent (chabón trans, actor porno), conocido por su cara bebotera mientras le dan duro y por sus gemidos  “oh fuck oh yeah oh fuck oh fuck”. En este video incorpora también mucho la palabra “suck”, mientras su partner dispone boca, lengua y saliva a su placer. Riquísima comida de pija de travo y mucho tacto a la hora de meter mano por parte de ambos. Sin más preambulo, dejamos el link a mano para que puedan meter su mano donde más les guste mirando a estos muchachines entrandose con ganas.


https://es.pornhub.com/view_video.php?viewkey=ph5b983ad5da326


Wolf Hudson's FIRST Bisexual MTF/FTM Threesome with Daisy Taylor & TripleXTransManxxx
Trio bisexual entre tres profesionales del porno de sigo XXI. Un cis, un trans, una trans y absoutamente nadie se queda sin recibir o dar. Todxs contra todxs y pasando por todos los agujeros disponibles al alcance.



Scott Irish Fucks a Hot Hairy FTM
Mucho frote y espadeo. Música viajadora, con probabilidad de aditivos. Porno amateur gay de cámara en mano y un tipo imagen simil Buck Angel pero cis,  comiendose con muchisima devoción a un travo del cual no conocemos la cara pero sí su pito... en la boca de un señor irlandés, como corresponde. En el canal hay más videos con chabones trans por si se quedan con ganas de otra probadita… 


https://es.pornhub.com/view_video.php?viewkey=ph5eaa26684a913


PORNORECOMENDACIONES VOL I


Inky Rockwell  “The internet's favorite nyphomaniac FTM femboy slut!” así se anuncia en su canal de Pornhub. donde además se describe como femenino, androgino, sumiso e insaciable. El abanico de trabajadores sexuales trans es tan amplio como la vida misma. BDSM presente en sus videos, donde además de demostrar no tener ningún problema con su femeneidad, la explota al máximo. Toda una puta el amigo. Si te gusta la tortura genital y el orgasmo forzado, hay un video de 13 minutos deli-cioso donde le hacen el sin-respeto con un Hitachi, plus: privación sensorial e inmovilización. 


https://es.pornhub.com/model/inky-rockwell



Tboy Codee Lee es un varón trans de Chicago, tiene 23 años, es bisexual y muy pero muy kinky. Un baby tans, esclavito sexual de su Daddy Bear (cis), haciendo de su porno amateur un deleite de fetiche y perversión con títulos atrevidos como “El doctor sucio no respeta mis tetas masculinas transgénero”, o “Chico Transgénero Peludo Ha Pasado Demasiado Tiempo Sin Una Dilatacion Anal Profunda”, mucho sexo agresivo (consensuado por supuesto), humillación y calentura. Estos tipos no se privan de ningún morbo y juegan con todos los límites. Con toda la lujuria¹ que puede proveer un cuerpo peludo con tetas y dos agujeros, este pibito se deja hacer de todo por su papi y por suerte, está filmado y podemos verlo.

Todos su kiosko de porno en: https://allmylinks.com/tboycodylee



miércoles, 7 de octubre de 2020

Sexing The Transman: el p0rn0documental que a nuestra justicia epistemológica (? le faltaba

 


Es muy probable que ya conozcas a Buck Angel si llegaste a este blog; para bien y para mal también. Aunque últimamente parece que el Tranpa (por Trans+Grandpa, osea el Awelo Trans) está en una carrera para probar lo dolorosamente liberal y reaccionario que alguien podría ser, much*s lo conocimos por lo copado: su carrera p0rn0. Tal vez por haber sido la primera vez que veíamos a un travo en acción tan hot, tal vez porque algo de esas imágenes resonaban sin poder comprender bien esa resonancia, lo cierto es que sus performances despiertan mucho más que la simple curiosidad, y de carne estamos hech*s.

Después de haber aparecido en Cirque Noir (2005) convirtiéndolo en el primer performer trans en ser incluído en la productora gay Titan Media, después de haber sido el partneir de Gia Darling en la primera escena filmada de T4T (filmada con producción, presupuesto), después de ser el primer hombre en ganar el premio al Mejor Performer Transexual de los Premios AVN de 2007; en 2010 se arma con una camarita digital y sale a la caza de otros travos para conversar de sexualidad, testosterona y por supuesto para calentarse.
Así surge la primera entrega de Sexing The Transman: un documental formato entrevistas+XXX que reúne a distintos hombres trans y personas que los desean. Una de las cosas que enriquece al documental es algo que hoy sería lo mínimo esperable: dar plataforma a las primeras experiencias en vez de adjudicarnos vocer*s - aunque tampoco sucede de manera usual ahora-, pero 10 años atrás esto era romper una pared para empezar a vislumbrar qué hay, sinceramente, del otro lado.
Con un ethos bastante punk, sin pelos en la lengua, Sexing The Transman se mueve entre el testimonio, pajas, fantasías y fisteos.


Este documental fue traducido y subtitulado por Neptuno y Francisco Fernández;  y exhibido en el festival hot A la cama con Buck Angel, organizado por el Frente de Trans Masculinidades en La Sala de Caballito, abril de 2019. Noche que además incluyó un delicioso compilado de placeres sensuales de distintas texturas: ferias de insumos eróticos, kiosco de bondage a pedido, puesto de lustrado de botas, y directamente un dark room.

En esta época que sobrevalora la desesperación por posicionamientos falsamente transparentes e inequívocos y atajadas innecesarias por sobre el placer exploratorio de la piel, no respaldar a Buck Angel en todo lo que hace no nos impediría disfrutar de este material ni por todos los créditos del sentido de Lo Que Es Aceptable que pudieran haber. Preferimos hacernos la paja y por eso acercamos este documental.

Para ver la peli hacé click en la imagen de abajo, se abre en una ventana nueva. Si los subtítulos no aparecen automáticamente, activalos haciendo click en el ícono CC del video.




martes, 6 de octubre de 2020

Prostituto trans - La experiencia de un tipo trans como trabajador sexual




Existimos y nuestra existencia vale y aporta un testimonio. ¿Qué hacemos con el testimonio de aquellas personas que atraviesan malas experiencias dentro del trabajo sexual?  ¿Cómo lo hacemos valer?

Les compartimos el testimonio como trabajador sexual de un hombre trans, registrada en Julio del 2014. Usualmente experiencias como la que se relata son tomadas por el abolicionismo del trabajo sexual para accionar contra el mismo.
Por ende, compartir este tipo de testimonios no es una desición fácil cuando lo que se busca es generar un registro de existencia en pos de una construcción y aún así corre riesgo de ser utilizado para otros fines. Las experiencias “malas” dentro del tabajo sexual ¿deben ser utilizadas para mejorar las condiciones laborales o para abolirlo? ¿Cómo acostumbramos a leer situaciones de violencia o precariedad en el ámbito del trabajo sexual? ¿Con qué mirada y desde qué aspectos juzgamos al trabajo sexual como una situación de riesgo?


La experiencia que comparte el redactor, es definida en palabras donde claramente expresa haber trabajado 1) desde la necesidad 2) bajo una situación autopercibida como de vulnerabilidad 3) bajo experiencias de abuso

Nos parece interesante para pensar en situaciones donde asumimos riesgos, riesgos que muchas veces no son contenidos más allá del entorno o núcleo de trabajadorxs sexuales locales (que se agrava por la escasez de derechos y recursos que existen en nuestro entorno por el no reconocimiento del trabajo sexual como trabajo formal), e inclusive son riesgos creados e impuestos por el mismo sistema socio-medico-cultural-político que lo rodea. Por ejemplo: en Argentina por las leyes que giran en torno al trabajo sexual, si sos prostitutx y sufrís una situación de abuso, la desición de hacer una denuncia o recurrir a un hospital implica afrontar situaciones de violencia y discriminación en estas instituciones por el simple hecho de anunciar ser trabajadorx del sexo, ya que es una actividad criminalizada por las leyes en el territorio, y por la mirada tabú u odiante de una sociedad represora de la libertad sexual que juzga a trabajadorxs sexuales como algo “malo y reprochable”.


Lo que nos cuenta Milo Scanlon ee el testimonio también de las mejoras que, pasando los años y desarrollando herramientas de contención, se dieron dentro del ámbito laboral del trabajo sexual en su localidad. Las “experiencias malas” pueden denotar también el surgimiento de sistemas que permitan la reducción de daños. Lo cual en nuestro contexto historico-territorial es también un problema, son practicamente inexistentes las herramietnas para la pervención de situaciones de riesgo en lo que es el trabajo sexual, empezando porque vivimos en un estado abolicionista, que nos criminaliza y persigue.

Las personas que atraviesan la experiencia del trabajo sexual pueden hacerlo desde el deseo, desde la necesidad, desde ambas u otras, pero pueden experimentarla tambien bajo circunstancias violentas, de abuso, de maltrato, inclusive ejercerlo por necesidad bajo condiciones de precariedad e inseguridad absoluta. Es una realidad, pero tambien es una realidad que se da en cualquier otro ámbito laboral. El trabajo sexual es trabajo y como tal puede reproducir condiciones de precariedad y violencia como sucede en cualquier ámbito laboral. ¿Por qué tomar esas figuras que atraviesan experiencias negativas y utilizarlas para abolir el trabajo de muchísimas personas y NO para mejorar las condiciones (e instituciones) que amedrentan al mismo? 

La nota es de contenido valioso, porque más allá de registrar la experiencia de un hombre trans trabajador sexual, también nos encuentra frente a ese sujeto que muchas veces contra su voluntad termina siendo utilizado con fines abolicionistas. En este caso la lectura es bastante clara y en primera persona: un chabón trans que habla de una experiencia mala en el trabajo sexual pero sin ir en contra del trabajo sexual. 

Creemos que dar lugar a testimonios de experiencias de trabajo sexual que se conllevan bajo condiciones violentas debe ser una herramienta para liberar y mejorar, y no para impedir u oprimir. La experiencia de este trabajador sexual NO es intrínsecamente un aspecto negativo del trabajo sexual, sino un aspecto negativo extrinseco (externo) que deviene de la falta de sistemas que produzcan un impacto positivo en nuestros ambitos laborales y nuestra calidad de vida.