martes, 6 de octubre de 2020

Prostituto trans - La experiencia de un tipo trans como trabajador sexual




Existimos y nuestra existencia vale y aporta un testimonio. ¿Qué hacemos con el testimonio de aquellas personas que atraviesan malas experiencias dentro del trabajo sexual?  ¿Cómo lo hacemos valer?

Les compartimos el testimonio como trabajador sexual de un hombre trans, registrada en Julio del 2014. Usualmente experiencias como la que se relata son tomadas por el abolicionismo del trabajo sexual para accionar contra el mismo.
Por ende, compartir este tipo de testimonios no es una desición fácil cuando lo que se busca es generar un registro de existencia en pos de una construcción y aún así corre riesgo de ser utilizado para otros fines. Las experiencias “malas” dentro del tabajo sexual ¿deben ser utilizadas para mejorar las condiciones laborales o para abolirlo? ¿Cómo acostumbramos a leer situaciones de violencia o precariedad en el ámbito del trabajo sexual? ¿Con qué mirada y desde qué aspectos juzgamos al trabajo sexual como una situación de riesgo?


La experiencia que comparte el redactor, es definida en palabras donde claramente expresa haber trabajado 1) desde la necesidad 2) bajo una situación autopercibida como de vulnerabilidad 3) bajo experiencias de abuso

Nos parece interesante para pensar en situaciones donde asumimos riesgos, riesgos que muchas veces no son contenidos más allá del entorno o núcleo de trabajadorxs sexuales locales (que se agrava por la escasez de derechos y recursos que existen en nuestro entorno por el no reconocimiento del trabajo sexual como trabajo formal), e inclusive son riesgos creados e impuestos por el mismo sistema socio-medico-cultural-político que lo rodea. Por ejemplo: en Argentina por las leyes que giran en torno al trabajo sexual, si sos prostitutx y sufrís una situación de abuso, la desición de hacer una denuncia o recurrir a un hospital implica afrontar situaciones de violencia y discriminación en estas instituciones por el simple hecho de anunciar ser trabajadorx del sexo, ya que es una actividad criminalizada por las leyes en el territorio, y por la mirada tabú u odiante de una sociedad represora de la libertad sexual que juzga a trabajadorxs sexuales como algo “malo y reprochable”.


Lo que nos cuenta Milo Scanlon ee el testimonio también de las mejoras que, pasando los años y desarrollando herramientas de contención, se dieron dentro del ámbito laboral del trabajo sexual en su localidad. Las “experiencias malas” pueden denotar también el surgimiento de sistemas que permitan la reducción de daños. Lo cual en nuestro contexto historico-territorial es también un problema, son practicamente inexistentes las herramietnas para la pervención de situaciones de riesgo en lo que es el trabajo sexual, empezando porque vivimos en un estado abolicionista, que nos criminaliza y persigue.

Las personas que atraviesan la experiencia del trabajo sexual pueden hacerlo desde el deseo, desde la necesidad, desde ambas u otras, pero pueden experimentarla tambien bajo circunstancias violentas, de abuso, de maltrato, inclusive ejercerlo por necesidad bajo condiciones de precariedad e inseguridad absoluta. Es una realidad, pero tambien es una realidad que se da en cualquier otro ámbito laboral. El trabajo sexual es trabajo y como tal puede reproducir condiciones de precariedad y violencia como sucede en cualquier ámbito laboral. ¿Por qué tomar esas figuras que atraviesan experiencias negativas y utilizarlas para abolir el trabajo de muchísimas personas y NO para mejorar las condiciones (e instituciones) que amedrentan al mismo? 

La nota es de contenido valioso, porque más allá de registrar la experiencia de un hombre trans trabajador sexual, también nos encuentra frente a ese sujeto que muchas veces contra su voluntad termina siendo utilizado con fines abolicionistas. En este caso la lectura es bastante clara y en primera persona: un chabón trans que habla de una experiencia mala en el trabajo sexual pero sin ir en contra del trabajo sexual. 

Creemos que dar lugar a testimonios de experiencias de trabajo sexual que se conllevan bajo condiciones violentas debe ser una herramienta para liberar y mejorar, y no para impedir u oprimir. La experiencia de este trabajador sexual NO es intrínsecamente un aspecto negativo del trabajo sexual, sino un aspecto negativo extrinseco (externo) que deviene de la falta de sistemas que produzcan un impacto positivo en nuestros ambitos laborales y nuestra calidad de vida.






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